El inevitable encuentro fue un espectáculo dantesco, Alinghi intentando recuperar algo del respeto que había perdido por completo, los americanos atacando para encontrar una segunda penalización que hubiese supuesto el "tocado y hundido". Parecían el gato y el ratón persiguiendose hasta el bocinazo de salida... un alivio para los suizos que huían por la derecha y esta apuesta les salió muy bien. Habían configurado correctamente el barco y su velocidad en ceñida era muy competitiva.
En las inmediaciones de la primera boya tuvo lugar el segundo gran fallo de Alinghi, ahora si: tocado y hundido. El cruce era inevitable, el catamarán con ventaja, pero en vez de machacar, incomprensiblemente le dejaron cruzar sin marcarle. Le dieron alas a los que mejor las saben usar.
El trimarán americano, ahora ya en cabeza, tomó la boya de barlovento primero. Un líder sólido que aceleró vertiginosamente hacia la meta en un rumbo de través donde los kilos de más que pesa su "DoGzila" ya no suponían un problema. Bmw Oracle Racing había ganado la Copa.
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